lunes, 26 de agosto de 2019

Japoneses en casas Batlló y Milá

El miércoles fuimos, como todos los días, a su hotel para recogerlos y luego andamos hasta Paseo de Gracia. Allí compramos las entradas para casa Batlló por 37 €, incluido salón catalán. 

El vestíbulo de acceso tiene forma rectangular y techos curvos, con suelo de mármol y una decoración de cerámica azul en la parte baja de la pared y de estuco en la superior. 






El espacio más relevante era el salón principal, con un techo en forma de cielo raso de formas helicoidales en relieve, y donde destacaba el gran ventanal de la tribuna que daba al Paseo de Gracia, decorado con vidrieras en forma de disco de diferentes colores.


















En la parte central del edificio se ubica el patio de luces, que fue ampliado por Gaudí para conseguir una mayor iluminación y ventilación. Este patio se cubrió con una claraboya de cristal sostenida por una estructura de hierro con forma de doble T, que apoya en una serie de arcos catenarios, y fue igualmente revestido de azulejos, con una ingeniosa gradación de color desde el azul de la parte superior hasta el blanco de la inferior, para mejor aprovechamiento de la luz, lo que provoca la sensación de estar en una cueva submarina. 



Decoración cerámica del patio trasero.
































En el conjunto de la azotea destacan las chimeneas —un total de 27, dispuestas en cuatro grupos, de 6,10 metros de altura. Están revestidas de vidrio transparente en su parte central y de cerámica en la superior, y rematadas por unas bolas de cristal transparente rellenas de arena de distintos colores.











Antes de entrar en casa Milá, buscamos cerca un restaurante para probar tapas. Era bastante caro, una copa de sangría costaba 6 €,  Asagisan la dejó casi intacta, el corazón me seguía doliendo. 
La entrada a casa Milá cuesta 25 €. El edificio fue construido entre los años 1906 y 1910. El proyecto de Milà era construir un edificio de grandes dimensiones, destinar el piso principal para su propia residencia y el resto en régimen de alquiler, algo habitual en la época. Asimismo, la planta baja, en su parte exterior, fue destinada a tiendas, siendo la primera una sastrería abierta en 1928. La construcción sufrió diversos retrasos, ya que el edificio superó en altura y anchura a lo establecido en las ordenanzas municipales, por lo que se impuso al señor Milà varias multas.










Las chimeneas son uno de los elementos más famosos y singulares de la azotea, y que más ha generado todo tipo de elucubraciones e hipótesis sobre su origen y simbolismo. Hay un total de 30 chimeneas, dispuestas en grupos o de forma individual, y esparcidas a todo lo largo de la terraza. Construidas en ladrillo revocado de mortero de color ocre, presentan un cuerpo que gira sobre sí mismo en forma helicoidal, y rematadas con una pequeña cúpula que, en la mayoría de casos tiene una forma parecida a un casco de guerrero, aunque hay unas pocas con distinto diseño, como unas que parecen la copa de un árbol, elaboradas con trozos de botellas de cava de color verde.
























En desván hay 270 arcos de ladrillo.


















Luego les enseñamos el Arco del Triunfo y el Parque de la Ciudadela.


Por la tarde quedamos en su hotel y fuimos al restaurante bar Galicia en G.V. Corts Catalanes, 423. Todo estaba muy bueno, sobre todo calamares fritos y pulpo gallego. La paella del marisco era para dos pero en realidad podían comer tres personas. 

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