Nos levantamos a las 5.30 h por la mañana y fuimos al Parque Güell. Entramos gratis justo antes de las 8.00 h. El parque lo abren a las 6.00 h y la mayoría de turistas a estas horas de la mañana eran japoneses. Vinimos en metro y no sabíamos donde estaba la entrada. Una mujer nos indicó que había que subir un mogollón de escaleras. Resulta que solo el último tramo pudimos subir por la escalera mecánica, porque se ponen en marcha a las 7.00 h. Por desgracia habíamos venido 10 min. antes.
El parque Güell es un reflejo de la plenitud artística de Gaudí: pertenece a su etapa naturalista (primera década del siglo XX), período en que el arquitecto perfeccionó su estilo personal, a través de la inspiración en las formas orgánicas de la naturaleza, para lo que puso en práctica toda una serie de nuevas soluciones estructurales originadas en sus profundos análisis de la geometría reglada. A ello añade el artista una gran libertad creativa y una imaginativa creación ornamental: partiendo de cierto barroquismo sus obras adquieren gran riqueza estructural, de formas y volúmenes desprovistos de rigidez racionalista o de cualquier premisa clásica. En el parque Güell desplegó Gaudí todo su genio arquitectónico y puso en práctica muchas de sus innovadoras soluciones estructurales que serían emblemáticas de su estilo organicista y que culminarían en la Sagrada Familia. Junto con Gaudí trabajaron algunos de sus colaboradores más habituales, como Josep Maria Jujol, Francisco Berenguer, Joan Bergós, Juan Rubió y Llorenç Matamala. Las obras corrieron a cargo del contratista José Pardo Casanovas, asociado a su sobrino Julián Bardier Pardo. Construido entre 1900 y 1914, fue inaugurado como parque público en 1926.
El parque debe su nombre a Eusebi Güell, un rico empresario miembro de una influyente familia burguesa de la Ciudad Condal. Hombre polifacético y de gran cultura, fue escritor, pintor, lingüista, químico y biólogo. Fue concebido como un conjunto estructurado donde, dentro de un incomparable marco de belleza natural, se situarían unas viviendas de alto standing, con todos los adelantos tecnológicos de la época para procurar el máximo confort y con unos acabados de gran calidad artística.
Pabellones de entrada
El punto central del parque lo constituye una inmensa plaza —la plaza de la Naturaleza— de forma oval de 2694 m² (86 m de largo por 43 m de ancho), construida entre 1907 y 1913. Según el plano original, la plaza central debía ser un teatro griego, apto para las reuniones comunitarias y para la celebración de eventos culturales y religiosos. En el borde exterior, que sirve de balcón a la escalinata y la entrada del parque, se halla un banco de forma ondulada, de 110 m de longitud, recubierto de pequeñas piezas de cerámica y cristal obra de Josep Maria Jujol, con una de las técnicas preferidas del arquitecto, el trencadís.
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Sala hipóstila está compuesta por 86 columnas estriadas, de 6,16 m de alto y 1,20 m de diámetro, confeccionadas de mortero y escombro simulando mármol, y tienen revestimiento de trencadís, hasta una altura de 1,80 m.
Gaudí construyó una serie de viaductos para transitar por el parque, lo suficientemente anchos para el paso de carruajes y con unos caminos porticados por debajo para el paso de transeúntes. Los caminos tienen una longitud total de tres kilómetros, que salvan el desnivel de la montaña (60 m) y comunican de forma óptima el nivel inferior con el superior.
Después fuimos al barrio Gótico y paseamos por sus las callejuelas. Visitamos la iglesia de Santa María del Mar construida entre 1329 y 1383.
Catedral gótica construida entre 1298-1420.
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